La agricultura y los sistemas alimentarios globales juegan un papel fundamental en el cumplimiento del doble objetivo del Grupo del Banco Mundial de acabar con la pobreza extrema y fomentar la prosperidad compartida. Acabar con el hambre no será posible sin aumentar los ingresos de las poblaciones rurales más pobres o sin reducir la pobreza, más aún si se tiene en cuenta que un tercio de la población activa mundial se dedica a la agricultura y que dos tercios de la población que vive bajo el umbral de la pobreza trabaja en la agricultura.
Sólo se logrará que la agricultura se convierta en un motor de crecimiento y en una herramienta de reducción de la pobreza si se fomenta la inversión y la participación de los actores clave en la cadena de valor agrícola -desde los agricultores hasta las grandes y pequeñas empresas agrícolas-. Desde el año 2013, Facilitando los negocios en la agricultura (EBA por sus siglas en inglés), recopila datos sobre leyes y regulaciones que impactan al clima de negocios en la agricultura. EBA facilita el acceso y amplía la base de información para el desarrollo de diálogos sobre políticas públicas y reformas regulatorias mediante la generación de indicadores globalmente comparables y de aplicación directa.
Las políticas, regulaciones, instituciones, infraestructura, servicios de apoyo y las condiciones del mercado pueden facilitar el desarrollo del emprendimiento agrícola, así como la promoción de la inversión, la competitividad y el crecimiento del mercado. EBA busca facilitar el conocimiento y el análisis del entorno empresarial dentro del sector agrícola, lo cual, incide favorablemente en la instauración, por parte de las autoridades públicas, de sistemas regulatorios apropiados que garanticen la seguridad y la calidad de los productos y servicios agrícolas, sin que ello implique, un incremento excesivo de los costos de producción para los distintos actores que participan en el mercado.
EBA 2017 es el tercer informe de la serie de publicaciones, y presenta datos que miden las barreras legales a las que se enfrentan las empresas que operan en la agricultura en 62 economías a través de 12 áreas temáticas. EBA proporciona indicadores cuantitativos sobre la regulación de semillas, fertilizantes, mecanización, finanzas, mercados, transporte, agua, y tecnologías de la información y la comunicación (TIC). El informe incluye también el análisis de dos temas transversales, género y sostenibilidad ambiental, con la finalidad de garantizar que los mensajes desarrollados por EBA también fomenten prácticas inclusivas y sostenibles. Asimismo, EBA presenta este año por primera vez las puntuaciones relativas al indicador de terrenos agrícolas en los 38 países en los que se recolectaron datos. Estos datos se completarán con los de los 24 países restantes a partir del próximo año, cuando también se perfeccione la metodología de este indicador. EBA recopiló también datos sobre ganadería, centrándose en los aspectos de medicamentos veterinarios (MV).
EBA ha implementado dos tipos de indicadores: indicadores jurídicos e indicadores de eficiencia. Los indicadores jurídicos derivan de una lectura de la legislación y de las regulaciones. En algunos casos, los datos también incluyen algunos elementos que aunque no están expresamente inmersos en el texto de la ley, tienen una incidencia directa en la implementación de una buena práctica regulatoria -por ejemplo, la disponibilidad en línea del catálogo de fertilizantes. Los indicadores de eficiencia reflejan el tiempo y costo impuestos por el sistema regulador-por ejemplo, el número de procedimientos, así como también, el tiempo y costo para completar un proceso como sería por ejemplo, la certificación de semillas para la venta en el mercado interno. Este tipo de datos se basan en requisitos legales y en estructuras de costos que encuentran su respaldo en catálogos oficiales de tarifas, muchas veces disponibles en línea.
